sábado, 6 de junio de 2015

Hasta China y de vuelta.

Hace unos días escribí sobre mi visita al Pabellón de Mariposas en el Jardín Botánico, uno de los lugares más lindos que he visitado mientras he estado en Montréal.

Hoy quiero compartir un poco más de las cosas sobre las cosas que hice ese día, incluyendo una caminata alrededor del Jardín Chino y un lugar magnífico llamado Beaver Lake.

Después de visitar el Pabellón, decidí caminar alrededor del Jardín Botánico, que se extiende por alrededor de 75 hectáreas e incluye desde un Invernadero hasta un Insectario & Planetario, entre otras cosas. El Jardín Botánico es uno de los destinos turísticos más populares de Montréal.


A pesar de que el invierno en Montréal aún estaba en pleno apogeo, había mucha gente sentada alrededor del lago, disfrutando del frío clima del norte.

Después de congelarme la nariz un rato, fui al Jardín Chino, popular por el Festival de Luces que se lleva a cabo cada otoño. Aunque en esta época del año no había ni luces ni las celebradas esculturas instaladas en el verano del 2012, el Jardín me dejó encantada.

Debido al clima, había muy poca gente alrededor, lo que facilitó tomar fotos y disfrutar del paisaje. La luz no era optima y el frío me estaba congelando cada uno de mis huesos, pero el Jardín es tan estéticamente perfecto, que es imposible no querer pasar más tiempo ahí. 


Esto es lo primero que vi cuando entré al Jardín:


Desde ahí, es muy fácil llegar al edificio principal del Jardín, y depende del ángulo donde lo veas, luce así:


O así:


Y una vez en éste, se tiene una vista impresionante del Pabellón del Atardecer.

Dicen que durante el otoño el atardecer sucede justo detrás de esta estructura, dandole al Jardín una de las vistas más impresionantes del atardecer. De ahí su nombre.


Como los días aún eran muy fríos y las plantas estaban (en su mayoría) secas la primera vez que fui, había estado muriendo por regresar al Jardín y eventualmente persuadí a algunos amigos de regresar (aunque viéndolo bien, fue su idea ir al Jardín Botánico y yo solo los arrastré hasta el Jardín Chino y los hice comer ahí). 


El lugar se veía mucho más vivo. Había flores y el paisaje era más verde que antes, pero...justo cuando comencé a tomar fotos, la lluvia comenzó a caer en cantidades bíblicas...así que, esto es lo que acabé capturando.


Una vez que nos corrieron de ahí (¡cuando la lluvia casi había acabado!), decidimos seguir con nuestro picnic en el Parque Émilie-Gamelin. Pequeña historia: este parque está convenientemente situado entre la Villa Gay y la Universidad de Québec en Montréal, lo que lo convierte en un lugar ideal para pasar un rato con amigos. Sin embargo, no mucha gente va ahí porque (entre otras cosas) es un lugar excelente para la gente que busca pelea o aquellos que quieren robar uno que otro bolsillo o vender drogas...como descubrimos ese día. 

Mientras estuvimos ahí, vimos dos peleas a golpes (una de las cuales empezó justo al lado de nosotros) y un tipo habló con nosotros como por media hora para eventualmente llevarse dos de nuestras botellas de soda (¿?).

Aparte de eso, estuvimos muy a gusto. Hay varios cafés alrededor del parque y después del atardecer hay música a todas horas (muy buena música, como The Kooks ;) ). Además, el edificio de los Warner Bro's está justo al frente, entonces proyectan imágenes y cortos en la fachada. Lo que quiero decir es que aunque alguna gente está muy loca, la pasamos bien. Y descubrimos a donde no hay que ir.

Este fin de semana estaré visitando Ottawa y compartiré detalles de ese viaje en el blog en los siguientes días. 

¡Gracias por leer!

miércoles, 3 de junio de 2015

*Ninguna mariposa fue lastimada en la realización de este post.

Es chistoso como pasa el tiempo.

Hace dos semanas estaba prometiendo actualizar el blog y mírenme, rompiendo mis promesas tan pronto. Como siempre, tengo una excusa, y es que la he estado pasando increíble. He estado aquí tres meses (¡y me falta uno más!) y sigo descubriendo lugares y cosas...

En fin.

Había planeado un post completamente diferente esta semana incluyendo un video de los lugares en los que pueden encontrarme si vienen pronto a Montréal. Peeeero, como soy la persona más torpe del mundo y apenas y puedo caminar sin que me atropellen (ya ni hablemos de cámara en mano), eso tendrá que esperar. Mientras tanto, quiero compartir una de las mejores cosas que he hecho en Montréal: visitar el Jardín Botánico. 

La primera vez que escuché del Jardín no estaba muy convencida. Las plantas sonaban muy bien, pero podía pensar en mil cosas más interesantes que hacer con mi tiempo. Eso es, hasta que escuché de la exhibición de Mariposas en Libertad.

Después de arrastrarme hasta el metro y caminar por una colina durante media hora, llegué al Jardín. Mi primera parada fue el Jardín de las Mariposas, obviamente.


Una vez que cruzas la cortina azul que separa esta área del resto del invernadero, has entrado a un universo paralelo.

Coloridas flores cubren cada centímetro. Enseguida puedes sentir el dulce olor de todas las flores imaginables en tu nariz y ni siquiera te molesta. Lo más impresionante es el silencio. Hay gente por todas partes y lo único que escuchas es el sonido del agua. Nada más.


Te toma un momento notar a las criaturas que revolotean alrededor. Hay algunas escondidas en los árboles, otras más paradas en una flor, una que otra vuela en círculos alrededor de tu cabeza. Están en todas partes, literalmente.

Comienzas a sentirte como un intruso. En ese momento, una inmensa mariposa azul usa tu hombro como un lugar de descanso. Entonces, anonadado es la única palabra que te describe.


Estuve en el Jardín alrededor de una hora. 

Primero, caminando alrededor y después tomando fotos de todo lo que pasaba en frente de mi cara. De verdad disfruté estar ahí, y decir que estuve feliz de como salieron las cosas es poco. ¡Las mariposas son increíbles!


Más tarde me dirigí al invernadero (que es inmenso, no tienen idea).

Mi parte favorita tuvo que ser la Hacienda & Jardín Mexicano. Aunque la Hacienda no se parece a nada de lo que tenemos en México, todo lo demás está muy bien, creo yo. Me sentí como en casa.


A pesar de que pensé que no lo disfrutaría, el invernadero es demasiado bello como para no gustar. Las plantas son unas criaturas muy interesantes.

He aquí algunas de mis tomas favoritas:


Si me siguen en Instagram, habrán visto algunas de estas fotografías hace unas semanas. En realidad, tomé como un millón y me faltan muchas por compartir, pero como este post ya está saturado de fotos de alas, las estaré poniendo en mi IG en el transcurso de la semana. (También pueden encontrarlas aquí en el blog, en el lado izquierdo de esta página). 

Estaré de vuelta pronto para contarles más de mis aventuras. Como siempre, ¡muchas gracias por leer!